Como cuando de pequeños jugábamos al escondite.
Tu me buscas, me encuentras, intento correr y cuando me pillas niegas el haberme buscado.
A pesar de ello cuando ves algo que te descoloca de tu interior miras para atrás para ver si sigo detrás tuya y te das cuenta de que ahí estoy corriendo detrás para continuar el juego y te resulta indiferente, porque sabes que me tienes.
Tus actos son incomprensibles y aunque lo niegues, continuas con el juego.
Pero ese día que por distintas causas mires para atrás y ya no me veas corriendo y me veas parada, volverás a continuar el juego y yo me esconderé y estaré tan escondida que jamás me volverás a encontrar.
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