
Hay momentos en la vida en los que te encuentras en un callejón sin salida, en los que no sabes como salir y no entiendes como has llegado a parar allí.
Son esos momentos en los que más nerviosa te pones, haces las cosas sin pensar y no te importa si estas sola, acompañada o con quien te cruces, solo piensas en como salir.
Te vuelves debil, haces tonterías, te desesperas, eres bipolar y llegas a plantearte quien eres realmente, donde estás, que has hecho para llegar a ese lugar y continuas discusiones de pensamiento.
Cuando te paras ante la desesperación, te das un tiempo para ti y abres los ojos, te das cuenta de que has tropezado mil veces, que has hecho daño a gente y que el problema era simplemente tuyo y mucho más sencillo de lo que creías, pararte, dar la vuelta y volver a empezar.
Es cierto que lo que muere no se recupera, pero nunca es tarde para volver a empezar, para volver a demostrar al mundo quien eres realmente y recuperar la confianza, porque quien te quiere de verdad estará a tu lado y estará dispuesto a darte esa oportunidad.
La cuestión no es quien fuiste sino, quien eres ahora y a dónde quieres llegar.
Haz lo que te llena,
se tu mismo y demuestra quien eres, las palabras se las lleva el viento.